viernes, 11 de marzo de 2016

Púlpito del Cinturón de la Virgen.

Nos encontramos ante una obra arquitectónica, perteneciente al Renacimiento, concretamente con el Púlpito del Cinturón de la Virgen, situado en la catedral de Patro, Italia.
Fue realizada por Donatello y Michelozzo, añadiendo dos novedades: en primer lugar, la plataforma está colgada en la pared en vez de apoyarse sobre una columna con base en el suelo; y, en segundo lugar, el antepecho se decora con relieves de niños danzantes. Son los típicos putti que, a partir de ahora, se convertirán, por su aspecto alegre y crapichoso, en motivo imprescindible del vocabulario ornamental renacentista.


Debido a las reformas iniciadas en 1385, de la iglesia, ahora catedral, de Santo Stefano, en Prato, con la construcción de una nueva fachada y la capilla del Sagrado Cíngulo, en julio del año 1428, fue encargado un púlpito exterior, a Donatello y Michelozzo para sustituir el anterior del trecento, del que se encuentran algunos restos de La Asunción y otros relieves en el Museo dell’Opera del Duomo.

Los dos artistas presentaron un modelo en 1428, el diseño arquitectónico en general, era de Michelozzo y los relieves y adornos, principalmente de Donatello. El trabajo se inició lentamente, debido a los numerosos compromisos de los dos artistas y, en 1433, cuando se terminó la estructura arquitectónica del púlpito, fue necesario el apoyo de Cosme de Médici para hacer volver a los artitas que se encontraban desde hacía unos dos años en Roma. A su regreso fue fundido en bronce la base del púlpito, diseñado por Donatello, pero realizado por Michelozzo y Maso di Bartolomeo.

Maso di Bartolomeo siguió con el siguiente paso de montaje del púlpito y del acabado del baldaquino en forma de una corona, mientras en el año 1434, se realizó un nuevo contrato a Donatello hasta el año 1438, cuando tuvo lugar la inauguración final de la estructura. Donatello esculpió los relieves del parapeto al mismo tiempo que estaba haciendo la cantoría para la Catedral de Florencia, con una propuesta muy similar de putti alados danzando. El trabajo se completó en el verano de 1438 y en septiembre de ese año se hizo el último pago a Donatello.

Después de más de 500 años de exposición a la intemperie, el mármol del púlpito mostraba un grave deterioro, con cambios casi irreversibles, por lo que, a pesar de la controversia, en 1970, fueron restituidos los relieves por una copia y colocadas las esculturas originales en el contiguo Museo dell'Opera del Duomo, en espera de su restauración. Después de varios intentos, en torno a 1995, el Opificio delle Pietre Dure de Florencia comenzó a desarrollar una metodología innovadora, pero también segura y controlable: la limpieza con láser de infrarrojos que eliminaron residuos orgánicos, haciendo resurgir una llamativa pátina rosada, quizá el resultado de los antiguos tratamientos de protección, y se consiguió su recuperación y su legibilidad y unidad. Una vez concluida su restauración en 1999 se realizó por parte del Museo dell'Opera, una renovación para su exposición en una sala bien preparada y climatizada.

El púlpito, diseñado exclusivamente para la exposición del Sagrado Cíngulo, se colocó en el ángulo, para proporcionar el vínculo entre el lado románico y la fachada gótica tardía de la iglesia, y entre las dos plazas, donde los peregrinos se reunían.Tiene una medida de 210 cm de altura hasta el tejado. El parapeto es de mármol blanco y sugiere la forma de un templo circular apoyado en pilares que lo separa en siete grupos (73,5 x 79 cm cada uno); entre cada una de estas separaciones se encuentran escenas de un grupo de putti alados en danza (inspirado en el putti de tumbas romanas), cuya alegría por la exposición del Cíngulo se manifiesta en la libertad del fuerte ritmo, pictóricamente representados a través del "stiacciato", que permite vistas para sugerir perspectivas complejas, y para que brille la parte del fondo realizado con mosaico, cuyos reflejos de luz acentúa el efecto de movimiento. La elección del tema de la danza putti era inusual. 

Finalmente, una vez concluido el púlpito, fue celebrado por la elegancia de su baldaquino o sombrilla, con un techo de madera de cuadratura radial, originalmente pintado de rojo, azul y oro.

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