Nos
encontramos ante una obra arquitectónica de Arte Nazarí. En ella podemos ver un
mirador, concretamente el mirador de Daraxa, en la Alhambra de Granada.
El interior del mirador es una salita rectangular, con dos
arcos laterales y uno doble frente a la entrada que mira al Patio de Daraxa, que fue cerrado por las Habitaciones de Carlos V. Sobre los
ventanales se encuentran unos arcos apuntados de mocárabes, en cuyos paños aparecen
inscripciones caligráficas.
Desde la Sala de las Dos Hermanas entramos al
mirador por un gran arco apuntado de mocárabes, en el cuyo intrados encontramos
una decoración geométrica muy perfeccionada que simula a las estalactitas de
una cueva, junto con un zócalo de azulejos de color negro, blanco y amarillo,
bellísimo por su finura a la hora de realizar el complicado motivo que exhibe.
El suelo también es de azulejos, aunque estos se encuentran muy deteriorados. Los
arcos están proyectados sobre unos alfices cuyas albanedas parecen tener decoración
de motivos geométricos. Una falsa cubierta con cristales de variados colores,
verdadera joya documental, culmina la parte superior de la estancia,
probablemente el espacio con un carácter más áulico del Palacio de los Leones.
La muralla de la Alhambra , la "roja", construida con la
arcilla roja de la colina donde se asienta, destaca sobre las montañas de
Sierra Nevada. La alcazaba es un recinto amurallado en forma de navío cuya proa
se orienta a la ciudad. De acuerdo con la mentalidad islámica, los más de dos
km. de muros exteriores, con torreones salpicados de pequeños vanos y
reforzados por unas treinta torres, ofrecen una visión severa y sobria que nada
tiene que ver con el espléndido interior que ocultan.
Los edificios hispano musulmanes no daban mayor importancia
a los aspectos estructurales. La
Alhambra parece la materialización de la creencia musulmana
de que el paraíso es un jardín. En ella la arquitectura da paso a la naturaleza
estableciendo transiciones sutiles y suaves: pórticos abiertos, torres miradores,
patios... La vegetación y el agua interrelacionan los diferentes recintos y les
dan una unidad.
El cuarto de Comares fue mandado a construir por Yusuf I. El
Cuarto o Palacio de Comares constituía la residencia oficial del monarca, y
está compuesto por un conjunto de dependencias agrupadas en torno al Patio de los Arrayanes, con galerías porticadas en los
extremos, situándose al norte la Sala de la Barca y la Sala de los Embajadores, que ocupa el interior de la Torre de Comares, desde donde se domina el valle del Darro. Yusuf
I quiso que la decoración de su residencia oficial dejara maravillado al
visitante, por lo que ordenó que se construyera y adornara de manera exquisita.
Mandado construir por Mohamed V, su planta es rectangular, y está rodeado por una
galería a modo de claustro cristiano, lejos del estilo del típico patio
musulmán andaluz, más parecido al que presenta el Patio de los Arrayanes, sostenido por 124 columnas de mármol
blanco y fino fuste, los cuales presentan en su parte superior multitud de
anillos, y sostienen capiteles cúbicos y grandes ábacos, decorados con
inscripciones y ataurique. Bajo el friso de madera tallada corren arcos de yeso
peraltado, menos los de los pabellones y extremos de los lados más largos de la
galería, que son de mocárabes, con enjutas de decorado calado en forma de
rombo. Los dos centros de los lados más largos del patio tienen arcos de medio
punto mayores que el resto y poseen unas arquivoltas de mocárabes, mientras que
las enjutas presentan una decoración de ataurique. Estos arcos comunican el
patio con la Sala de los Abencerrajes y con la Sala de Dos Hermanas. Sobre
estos arcos podemos distinguir los aposentos de las mujeres del sultán.
El nombre procede de los doce leones surtidores de la
fuente que ocupa el centro del patio, leones sobre los que descansa la gran
taza de forma dodecagonal y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco, es
una de las más importantes muestras de la escultura musulmana. El centro del
patio era de jardín bajo y el suelo de las galerías de mármol blanco. Presenta
unos canales de mármol blanco que parten del interior de los pabellones y bajo
los cenadores, que confluyen en la fuente central en forma de cruz. En los
extremos de los canales existen unos surtidores que proveen de agua a la fuente
central.
Por último se encuentra la Medina. La ciudadela contaba
con varios baños públicos, hornos, talleres, silos y cisternas y como no, las
casas de los altos funcionarios, de los empleados y de los sirvientes de la
corte. A consecuencia de la guerra de la Independencia , los edificios quedaron en ruinas,
y parte de la muralla y sus torres tuvieron que ser reconstruidas casi por
entero. Al salir de los Palacios Nazaríes, están los Jardines del Partal, con la famosa
Torre de las Damas y un enorme estanque.