domingo, 15 de febrero de 2015

Portada occidental de la abadía cluniacense de San Pedro de Moisac.

   
Nos encontramos ante una obra arquitectónica, como es esta portada románica de la abadía cluniacense de San Pedro de Moisac. Desde el punto de vista arquitectónico, observamos que se trata de una puerta abocinada, con las arquivoltas, el tímpano y el parteluz decorados mediante una labor escultórica.


    Centrándonos ahora en la parte escultórica, nos vamos a encontrar una mezcla de motivos tallados en bajo, medio y alto relieve y mezclando posiciones de pie con sedentes. Está ejecutado en piedra tallada, no pudiendo nosotros apreciar aquí ningún atisbo de policromía. Encuanto al tratamiento de toda la obra, podemos apreciar que prima la aspereza y la rigidez, que otorga a las figuras un aspecto acartonado sobre todo en las vestiduras o la verticalidad que produce el alargamiento de las imágenes.

   Por otro lado, el emplazamiento original es un espacio abierto, al tratarse de una portada por lo que está pensado para verse a plena luz, incidiendo la luz un efecto directo sobre esta obra.

    Encuanto a las líneas de composición, resaltamos que se trata sobre todo de líneas verticales, que culminan en la clave del arco de medio punto. Pasando ahora a la iconografía se trata en el parteluz de unos motivos zoomórficos, para hacer referencia a figuras diabólicas, mientras el friso sobre el que descansa el tímpano se cubre con motivos vegetales en bajo relieve, ocupando el tímpano la Miestas Domini, con lo cual aparece cristo en majestad en el centro, rodeado de los evangelistas en tetramorfo y las figuras de la corte celestial, los profetas y los ancianos del Apocalipsis. Las arquivoltas vuelven a usar motivos vegetales y geométricos superpuestos.
 
Maiestas Domini con tetramaorfos y corte celestial.



   Por otro lado en esta obra, vamos a observar que en esta portada se cumplen las funciones catequéticas de la escultura románica, que tenía un fin aleccionador para el pueblo y  además la subordinación de la escultura al marco arquitectónico, teniendo más empaque la portada en si que la labor escultórica que viene a decorarla.

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