Centrándonos ahora en la parte escultórica,
nos vamos a encontrar una mezcla de motivos tallados en bajo, medio y alto relieve
y mezclando posiciones de pie con sedentes. Está ejecutado en piedra tallada,
no pudiendo nosotros apreciar aquí ningún atisbo de policromía. Encuanto al
tratamiento de toda la obra, podemos apreciar que prima la aspereza y la
rigidez, que otorga a las figuras un aspecto acartonado sobre todo en las
vestiduras o la verticalidad que produce el alargamiento de las imágenes.
Por otro lado, el emplazamiento original es un espacio abierto, al
tratarse de una portada por lo que está pensado para verse a plena luz,
incidiendo la luz un efecto directo sobre esta obra.
Encuanto a las líneas de composición,
resaltamos que se trata sobre todo de líneas verticales, que culminan en la
clave del arco de medio punto. Pasando ahora a la iconografía se trata en el
parteluz de unos motivos zoomórficos, para hacer referencia a figuras diabólicas,
mientras el friso sobre el que descansa el tímpano se cubre con motivos
vegetales en bajo relieve, ocupando el tímpano la Miestas Domini, con lo cual
aparece cristo en majestad en el centro, rodeado de los evangelistas en
tetramorfo y las figuras de la corte celestial, los profetas y los ancianos del
Apocalipsis. Las arquivoltas vuelven a usar motivos vegetales y geométricos
superpuestos.
Por otro lado en esta obra, vamos a observar que en esta portada se
cumplen las funciones catequéticas de la escultura románica, que tenía un fin
aleccionador para el pueblo y además la
subordinación de la escultura al marco arquitectónico, teniendo más empaque la
portada en si que la labor escultórica que viene a decorarla.
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