Nos encontramos frente a una obra arquitectónica de arte renacentista, concretamente ante el templete de San Pietro in Montorio, Roma. Es una obra de Donato Bramante. Su material de construcción es el granito.
San
Pietro in Montorio (en castellano «San
Pedro en el monte de oro») es un convento de franciscanos españoles
en Roma.
Actualmente la iglesia sigue abierta al culto y en los
antiguos claustros está
instalada la Academia
de España en Roma.
En el primer patio se levanta el famoso tempietto de Bramante.
El monasterio sufrió importantes daños en 1849, cuando las
tropas francesas atacaron la ciudad para suprimir la Segunda
República
Romana.
Aquí estuvo el último cuartel general de los romanos, se instaló
un hospital de sangre y quedó en primera línea de fuego.
Roma,
hacia el año 67 d.C. Pedro, uno de los discipulos de Jesús, ha
estado en la ciudad imperial tratando de difundir los mensajes de su
maestro. Pero corren malos tiempos para la recién creada secta judía
de los cristianos: el emperador Nerón los acusa, entre otras cosas,
del incendio de la ciudad y desata una persecución contra ellos. Así
que Pedro decide abandonar Roma y ponerse a salvo pero, en las
afueras de la urbe, tiene un encuentro milagroso con Jesús y decide
volver sobre sus pasos.
Las
consecuencias de este hecho son bien conocidas: poco tiempo después,
el apóstol es detenido y, finalmente, crucificado cabeza abajo. Pasa
a ser ahora San Pedro y a tener la consideración de primer Papa de
Roma, de acuerdo con la frase de Jesús: "Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia".
Seguimos
en Roma, pero han pasado casi 1450 años. Los Reyes Católicos, que
han reconquistado
a los nazaríes la ciudad de Granada, deciden levantar en la ciudad
un templete a la memoria de San Pedro, justo en el lugar donde, según
la tradición, fue ejecutado. Donato
Bramante
(1444-1514) es el encargado de planificar la construcción: un templo
circular, de planta centrada, levantado sobre un podio y cubierto por
una cúpula semiesférica. En el exterior, una columnata de orden
toscano sostiene un entablamento dórico que soporta, a su vez, una
balaustrada. En los muros exteriores dispone coloca hornacinas
aveneradas, que alternan con vanos adintelados.
Al
templo se accede por cuatro puertas, como si nos encontrásemos en
una ciudad romana y el interior dispone de un altar mayor a cuyo pie,
en una cripta, se encuentra el hueco en el que, según la tradición,
fue clavada la cruz del apóstol. Toda la construcción, inaugurada
en 1502, es de granito y con ella arranca la arquitectura italiana
del Cinquecento que, en este caso, se caracteriza por la ausencia de
toda decoración innecesaria.
Un
año después, Bramante es nombrado arquitecto del Vaticano y elabora
los primeros planos de la nueva basílica de San Pedro. Pero la
construcción avanzó, en sus primeros pasos, a ritmo lento y fueron
otros autores los que, introduciendo numerosas modificaciones,
culminaron la obra que el primer autor cinquecentista había
diseñado.
Este
Templete fue encargada por Bernardino de Carvajal a Bramamte. Se
realizó con el fin de recordar el punto exacto donde se enclavó la
cruz del Príncipe de los Apóstoles.
El arquitecto proyecta una rotonda de 16 columnas dóricas, que desde su inauguración en 1502, se convertirá en canon de belleza arquitectónica y en símbolo del estilo clásico.
El arquitecto proyecta una rotonda de 16 columnas dóricas, que desde su inauguración en 1502, se convertirá en canon de belleza arquitectónica y en símbolo del estilo clásico.
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