sábado, 22 de noviembre de 2014

Estructura y distribución interior de una domus romana.




Nos encontramos ante la estructura y distribución interior de una domus romana. Primero nos encontramos la puerta de entrada que se abre en el centro de la fachada, dando paso a un vestíbulo alargado o fauces. A los lados se sitúan dos locales comerciales o tabernas que suelen alquilarse a menestrales para el establecimiento de sus negocios artesanos; estas tiendas gozan de régimen autónomo al tener acceso directo desde la calle y constituyen un cuerpo extraño a la vivienda. El atrium es la gran sala descubierta de recepción pública; en un rincón se encuentran el armario con las mascarillas funerarias de los antepasados y larario con las imágenes religiosas que suscitan la devoción doméstica. Es también fuente de aire y de luz para las habitaciones vecinas, presididos por el tablinium, donde despacha el propietario. Las cuatro vertientes del tejado se inclinan hacia dentro con el fin de canalizar el agua de la lluevia y conducirla al estanque central, conectado a una cisterna subterránea. Al fondo se emplaza el peristilo, un segundo patio ajardinado y rodeado de pórticos hacia el que convergen la cocina, el comedor o triquilium con ventanas y libanes de mármol para almorzar y cenar recostados, y las letrinas y temas familiares. Platanos, cipreses, hiedras, laurel y adelfas aportan verdura y frescor a estas dependencias íntimas de la casa.

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