lunes, 16 de febrero de 2015

Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla

Nos encontramos ante una obra escultórica de Arte Gótico. Estamos ante un retablo, concretamente ante el retablo del Altar Mayor de la Catedral de Sevilla, diseñado por Pyeter Dancart, en madera policromada y cubierto de pan de oro, entre 1481 y 1564.

Los relieves del banco del retablo son los antiguos del mismo y representan tres escenas de martirios de santos; aparecen también en este banco una vista de Sevilla con las Santas Justa y Rufina, y otra de la propia Catedral con San Isidoro y San Leandro. En su centro figura una magnifica escultura gótica de la Virgen de la Sede, realizada en madera y revestida de plata, que puede considerarse como obra de la segunda mitad del siglo XIII. En el primer cuerpo del retablo figuran de derecha a izquierda, El abrazo de San Joaquin y Santa Ana, El Nacimiento de la Virgen, La Anunciación, El Nacimiento de Cristo, La matanza de los inocentes, La Circuncisión y La Adoración a los Reyes. En el segundo cuerpo se incluyen La Presentación del Niño en el Templo, El Bautismo de Cristo, La Resurrección de Lázaro, La Asunción de la Virgen, La entrada de Cristo en Jerusalén, La Sagrada Cena y La Oración en el Huerto. En el tercer cuerpo, El Prendimiento de Cristo, La Flagelación, La Coronación de Espinas, La Resurrección, Ecce Homo, Camino del Calvario y El Expolio. En el cuarto cuerpo, El Entierro de Cristo, Las Marías en el Sepulcro, La Magdalena a los pies de Cristo Resucitado, La Ascensión, Bajada de Cristo al Limbo, La Cena de Emaus y La Venida del Espíritu Santo.
En los laterales del retablo y de abajo arriba se encuentran a la izquierda las representaciones de La Creación de Eva, donde falta la figura de esta ultima, sustraída del retablo, La Huida a Egipto, Cristo entre los Doctores, La Transfiguración y La Magdalena ungiendo los pies a Cristo. A la derecha figuran El Pecado original, El Juicio Final, La Multiplicación de los panes y de los peces, La Expulsión de los mercaderes del templo y La Conversión de San Pablo.

El retablo posee un conjunto de cuarenta y cuatro relieves y más de doscientas figuras de santos que se disponen en las pilastras que articulan el retablo. Sobre el amplio y volado dosel, configurado por casetones octogonales, se dispone una viga en cuyo centro figura una piedad flanqueada por un apostolado, obra de Jorge Fernández; corona todo el conjunto un monumental Calvario gótico del siglo XIV, que la Catedral había conservado y que el cabildo decidió que rematase todo el retablo. El crucifijo que preside el Calvario recibe tradicionalmente el nombre de Cristo del Millón, sin que se sepa justificadamente a que se debe este apelativo.


El origen del retablo se encuentra en las tablas que se colocaban sobre el altar en el mundo románico. Pronto comenzaron a añadirse tablas hasta formar el gran retablo fijo de las catedrales góticas, tanto de pintura como escultura o una mezcla de ambas. Su cuerpo inferior se denomina predela. Sobre ella se organizan las tablas en horizontal o cuerpos  y en vertical o calles. Éstas últimas se dividen por otras más estrechas llamadas entrecalles. La calle central es más ancha y se remata en la parte superior por una espiga o gablete. Todo el retablo se corona por el guardapolvo, habitualmente decorado. El retablo está lleno de formas tomadas de la arquitectura (arcos, pináculos, florones, pilares...) muy a menudo decorados con pan de oro. Con el tiempo los retablos se volverán cada vez más recargados, y en el gótico flamígero perderán estas partes hasta convertirse en verdaderas "máquinas" de pintura y escultura. Utilizados de forma particular en domicilios y oratorios privados, existían otros modelos de retablos formados por dos (dípticos) o tres (trípticos) tablas unidas por goznes que permitían abrirlos y cerrarlos.

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