lunes, 16 de febrero de 2015

Santa María de Tahull










La obra que a continuación vamos a comentar es la decoración pictórica del ábside central de la pequeña iglesia de Santa María, situada en Tahull, en el Pirineo Leridano. Pintada a mediados del siglo XII, aunque desconocemos su autor, nos encontramos ante una obra representativa de la pintura mural románica.
ANÁLISIS DE LA OBRA: Realizada siguiendo la técnica del fresco con detalles al temple, la composición se organiza en tres niveles articulados por los diferentes elementos arquitectónicos: la superior con la bóveda de cuarto de esfera que cubre el ábside, la intermedia abarca la anchura de la estrecha ventana en forma de saetera y la inferior que se corresponde con el muro curvo que cierra el ábside. A cada zona le corresponde un tema diferente organizado también en orden de importancia desde el superior al inferior. Así, en la bóveda se representa el tema de la Epifanía, esto es, la adoración de los Magos a Jesús. El centro de la composición es ocupado por la Virgen María, situada dentro de una mandorla, quien lleva en su regazo al Niño Jesús, mientras que a su lado derecho se encuentra Melchor y en el izquierdo Gaspar y Baltasar, a los que identificamos por aparecer sus nombres escritos. En el nivel intermedio, aparecen los apóstoles San Andrés, María, San Pedro, San Pablo y San Juan, éste último portando el libro del Apocalipsis. Los tres últimos apóstoles los podemos fácilmente identificar gracias a las inscripciones que sobre sus cabezas los identifican, aunque en el caso de San Andrés, al carecer de identificación, esta se hace más dudosa. Los apóstoles se encuentran bajo una arquitectura fingida de arcos de medio punto sobre columnas que imitan el espacio estrecho y alargado de la ventana. En el nivel inferior aparecen medallones con animales fantásticos (bestiario) y bajo ellos cortinajes figurados que caen.
Hay que tener en cuenta que lo que vamos a comentar sólo corresponde a una parte, la del ábside central, de la decoración total del templo que recubría los muros y las bóvedas.
Por otra parte, podemos observar el predominio del dibujo, de manera que las formas se perfilan con gruesas líneas que dan lugar a formas que se cubren luego con vivos colores, sin gradación ni sombras creando formas planas. Tan sólo líneas paralelas entre sí y muy juntas tratan de crear un efecto de sombra al igual que ligeras manchas rojas tratan de dotar de cierto volumen a los rostros. Igualmente, observamos la ausencia de perspectiva, de manera que los fondos se cubren con bandas horizontales de colores negro, amarillo, verde y azul, en la escena de la Epifanía y verde, rojo y amarillo en los apóstoles y medallones de la zona inferior.
COMENTARIO:la obra que estamos comentando reúne las características propias de la pintura románica. Tras casi mil años de inactividad, de nuevo se recupera la pintura mural que cubre los muros de las iglesias con escenas que debían de tener una función didáctica, más allá de la meramente decorativa. El ábside central se reservaba para el tema más importante, por lo general la visión de Cristo en Majestad o Pantocrator, que en el caso de santa María de Tahull es sustituido por la Maiestas Mariae, es decir, la representación de la Virgen como Trono de Cristo, quien aparece con un nimbo cruciforme y con el rollo de la Ley en la mano izquierda mientras con la derecha parece bendecir al rey Melchor, hacia quien dirige la mirada. Éste parece iniciar una genuflexión mientras con las manos cubiertas con el manto en señal de respeto, como posteriormente se representarán a los ángeles que en el Pórtico de la Gloria llevan los instrumentos de la Pasión, sostiene la ofrenda de incienso que le hace a Jesús. A la izquierda de María y
Jesús están los otros dos Magos, que de pie y pegados uno al otro, se adaptan al estrecho espacio que ocupan. Cabe observar como aún no se había incorporado en la representación de los Magos las diferentes razas, sino que éstos representan las tres edades de la vida siendo Melchor el hombre entrado en la ancianidad, Baltasar el hombre joven pero ya maduro mientras que Gaspar representa la juventud. Sobre un fondo dividido en bandas horizontales de colores, aparecen dos estrellas, una a cada lado, como describen los evangelios. Cabe destacar la inexpresividad e hieratismo de las figuras que no mantienen ninguna comunicación entre ellos a excepción de Melchor, cuyo gesto parece querer romper dicho hieratismo al igual que la mirada y el gesto de la de Jesús dirigida hacia él.

Similares características podemos observar en las figuras de los apóstoles del nivel inferior. Vestidos con túnica y manto, todos repiten de manera convencional el gesto de levantar con la mano derecha sobre su hombro izquierdo un elemento que los identifique como las llaves de San Pedro, las epístolas (?) de San Pablo o el Libro del Apocalipsis de San
Juan. Estas figuras aparecen yuxtapuestas, aisladas por la arquitectura y no presentan ninguna rasgo que le de expresividad. Tan sólo en los ladrillos de la arquitectura o la pedrería de los mantos se observa un mayor interés por los detalles.

Es evidente la influencia tanto del arte prerrománico como bizantino a la hora de recuperar la tradición pictórica perdida durante casi un milenio.
Viendo esta obra podemos comprender como el pintor románico está más preocupado por el mensaje que la forma, por el contenido que por la perfección o la apariencia de realidad de la pintura. Así mismo, la obra en su conjunto representa más una idea, un concepto atemporal que un instante determinado. La Virgen como trono de Cristo ocupa la zona preferente de la composición mientras a los lados los Magos, alegoría de los poderes terrenales, reconocen la naturaleza divina de Cristo. Debajo aparecen María, el instrumento que Dios usa para la encarnación, y los apóstoles, los pilares de la Iglesia que transmiten la Buenanueva y a través de la cual se logra la Salvación. bajo ellos, en un nivel inferior los animales fantásticos simbolizarían el pecado.
CONCLUSIÓN: Sin duda, esta obra estaría estrechamente relacionada con la próxima de san Clemente, también en Tahull. Con una disposición iconográfica similar y una técnica y características semejantes ambas obras se convierten en dos bellísimos ejemplos de la pintura románica de los valles pirenáicos catalanes de la segunda mitad del siglo XII. Ambas obras se encuentran hoy día lejos de su ubicación original, en el Museo Nacional de Cataluña a donde fueron enviadas para su conservación y exposición.
Si deseas ampliar información te recomiendo el siguiente Blog: Señor del Biombo de donde he extraído alguna información así como las imágenes.

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